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20/06/13 Ultra Trail Emmona. Crònica publicada a Triatletas en Red

Per veure l'escrit publicat a Triatletas en Red, només cal fer un clic a la imatge. 

Fa il·lusió, que els amics, de Triatletas en Red, on habitualment escric sobre travessies de natació en aigües obertes, hagin volgut publicar la crònica personal de l'Ultra Trail Emmna, moltes gràcies amics.
 
Text publicat a Triatletas en Red: 

La Emmona es mucho más que una simple carrera, es un punto de encuentro, un nexo de unión entre personas muy diferentes por fuera e igual de apasionados por la montaña por dentro.

Desde una organización de 11 sobre 10, que se desvive por todos los detalles, haciendo que nosotros, sólo tengamos que preocuparnos de hacer los 106 kilómetros y un montón de imprescindibles voluntarios, 250, que son uno de los grandes activos de la Emmona. Empezamos subiendo el Puig Estela, que nos hace resoplar con sus rampas, una vez arriba bajamos por medio la montana, el terreno es campo a través y con la hierba que patina, acabo en el suelo, más veces de las que quisiera. Bajamos a Pardines y subimos, hacia el Coll de Tres Picos, imágenes de vida, de pura alta montaña en 360 grados.

Aquí el recorrido, cambia de otros años, por la nieve acumulada y tenemos la ocasión de descubrir el camino que nos lleva a la Central Daió, para subir hacia Nuria, Magda y Quico, haciendo de voluntarios, hace ilusión encontrar gente de casa. Aquí empieza mi propio calvario, hace mucho calor y humedad, poco a poco, me voy sintiendo vacío, con la cabeza flotante y mareado, de repente, no puedo con el alma, la subida nunca termina, sólo al llegar al santuario, visita al servicios médicos. Se confirma mi temor, tengo fiebre, mierda! la tensión por las nubes, me proponen una evacuación con el Camallera, en este momento, mi mundo se desmorona, quiero seguir, sé que es el motivo perfecto para abandonar sin remordimiento, no puedo, no puedo hacerlo sin luchar la última carta.

Seguiré las pautas del médico, medicación, comer bien, hidratarme a conciencia, me doy un poco más de tiempo de la cuenta para reponerme un poco. Iniciamos la marcha, me siento fatal, como si llevara un traje de plomo puesto, hay 13 km por delante hasta el próximo control, decido hacer 3 kilómetros, sino mejoro un poco, giro y para casa, no se trata de terminara cualquier precio, me siento un poco mejor, a partir de este momento, mi objetivo no es hacer la Emmona, se trata de cada punto de control /avituallamiento, decidir si sigo o no. En un control encuentro a Dolores Puig, la alegría de las montañas, que junto con más amigos, nos dan ánimos, haciendo fiesta y nos hacen sentir en una gran fiesta. Llega la noche, al mismo momento que nosotros a Planoles, me han vuelto las ganas de reír, señal inequívoca de que estoy mejor, tomamos la subida sin fin, que nos lleva a La Covil, para ver despertar el día, en Ribes de Freser, sale el sol y atacamos el Taga.

Al poco del inicio de la subida, vuelve la fiebre, con menos intensidad que el día anterior, la subida se me hace eterna, quiero avanzar y casi no puedo, voy lento y torpe, llegamos a Coll de Jou, mucho más antes que el año anterior, pues el recorrido menos técnico de esta edición, permite ir más rápido, toca ir a buscar la chimenea de San Amand, lugar donde pasó la primera Emmona del 2010, es empinada que es mala cosa, el cansancio pasa factura, así que en ocasiones, culo en el suelo e ir haciendo.

Los amigos de la Peçallarga, nos vienen a encontrar, hace mucha ilusión, poder compartir pasos con los amigos, el tramo final, es duro, el calor es fuerte, el recorrido parece que no pare de dar vueltas allí mismo y las ganas de terminar son enormes. Llegada a Sant Joan de les Abadesses, la organización y los voluntarios, nos hacen sentir en casa, nos mimam, compartimos vivencias, estoy fundido, espero a que lleguen los amigos, que también participan en esta aventura, Carmen, Magali y Pere, un auténtico lujo poder vivir su victoria, sobre la dura batalla que es el Emmona.

Sin ánimo de ser soberbio, ni sin abuela, me siento especialmente orgulloso de mí. Tenía motivos para dejarlo. Pero incluso en momentos en que no acababa de estar del todo, en que no podía dibujar una sonrisa y las ganas de llorar querían aflorar, he sabido encontrar motivos para seguir luchando. Ha salido bien, ha faltado un poco de nada para dejarlo y si después de intentarlo, hubiera abandonado, me sentiría igualmente orgulloso. Han sido 32 horas y 49 minutos andando, compartidas con el amigo Luis Tuneu y con el apoyo incondicional de la Matilde, Carmen y Luis. Muchas gracias a todos con los que he compartido este pequeño sueño, en forma de reto.

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